La prevención de delitos (compliance penal) en el sector de la educación infantil cobra especial relevancia en varios delitos relacionados con la vulneración de la indemnidad sexual que corresponde a un niño o niña.

Para la comisión de este tipo de delitos no necesariamente es preciso que se llegue a la gravísima situación de que se materialice un abuso o agresión sexual (pederastia). Antes de llegar a la comisión de estos delitos (artículos 181 y 182 del Código Penal) se debe evitar la presencia de pedófilos entre el personal educativo. Una persona pedófila sería aquella adulta que se siente atraída por menores de edad, aunque no lleva término abuso ni agresión. Ahora bien, un pedófilo puede ser potencialmente un pederasta en un momento dado. Por lo tanto, un centro de educación infantil, del tipo que sea (escuela, ludoteca, grupo de crianza…) debe tomar todas las medidas preventivas.
La vulneración de la intimidad del menor, a través de fotografías y vídeos, que tan fácilmente se pueden realizar hoy en día, también debe tenerse en cuenta. Los centros deberían tener normas internas limitando el uso de dispositivos y especialmente el uso de eventuales fotografías. Fácilmente se puede estar vulnerando la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales. Si la foto es de menores desnudos, el problema es más grave, llegando a su máxima gravedad si se tratase de pornografía infantil. En cualquier caso, sin llegar a ese extremo, podemos comprender que un pedófilo (no pederasta) anhele realizar fotografías “inadecuadas” y sin consentimiento de los padres del menor. Si estas fotos se difunden a través de redes sociales, todavía peor.
Una medida básica que aplica hoy en día cualquier centro educativo serio es la comprobación de antecedentes penales por delincuencia sexual. Esto es lo que establece el artículo 13.5 de la Ley 26/2015, que dice textualmente:
«5. Será requisito para el acceso y ejercicio a las profesiones, oficios y actividades que impliquen contacto habitual con menores, el no haber sido condenado por sentencia firme por algún delito contra la libertad e indemnidad sexual, que incluye la agresión y abuso sexual, acoso sexual, exhibicionismo y provocación sexual, prostitución y explotación sexual y corrupción de menores, así como por trata de seres humanos. A tal efecto, quien pretenda el acceso a tales profesiones, oficios o actividades deberá acreditar esta circunstancia mediante la aportación de una certificación negativa del Registro Central de delincuentes sexuales.»
Naturalmente, la actitud correcta en el día a día, y la ausencia de cualquier indicio sospechoso, es igualmente necesaria, puesto que puede haber delincuentes que todavía no hayan sido condenados, o bien personas para las que vulnerar la indemnidad sexual de un niño o niña es un impulso que se materializará tarde o temprano.
¿Qué pueden hacer los responsables de centros educativos y los padres? Estar muy atento a las siguientes consideraciones, que pueden ser indicios de que algo raro está ocurriendo:
- Exigir la certificación negativa del Registro Central de delincuentes sexuales. Es una exigencia legitimada por la citada Ley 26/2015 (art. 13.5), y los padres también deberían preocuparse de que los responsables del centro donde llevan a sus hijos la aporten de sí mismos, y la pidan a sus educadores empleados. Si se nos niega o exponen evasivas, o incluso argumentan desconocer el requisito, ya es un indicio sospechoso.
- Observar si se localizan diseños (o variantes de diseño que evocan dichas formas) en logotipos, marcas, joyas, objetos diversos que según autoridades policiales de renombre internacional son señales en clave de pedófilos. Desde hace algún tiempo se hicieron públicas investigaciones, en las que concluyen que determinados símbolos son códigos internos de los pedófilos, para saber quién o en qué establecimiento pueden obtener contenido pedófilo. Estos símbolos son
- Un cordón espiral de forma triangular (preferencia por niños).
- Una espiral más redondeada (preferencia por niños pequeños).
- Un cordón en forma de corazón pequeño rodeado de otro más grande (preferencia por niñas).
- Dos corazones grandes y dos pequeños, formando la forma de una mariposa (preferencia tanto de niños o niñas).

- Estar atento a si se detecta que se hacen fotos “inadecuadas”. Debemos entender por una foto inadecuada una foto de un niño o niña sin ropa o en ropa interior o pañal. Este tipo de fotos pueden ser comprensibles en la intimidad familiar, pero totalmente fuera de contexto en un centro educativo. A veces se argumenta ingenuamente que los niños están tan felices y acalorados que se han quitado la ropa, y se ha querido hacer foto para inmortalizar el momento. Muy atentos si esas fotos se difunden en alguna red social, incluidos grupos de WhatsApp, pues el control de hasta dónde pueden llegar es muy complicado.
- Observar si en webs, folletos u otro material divulgativo del centro se usan fotos «inadecuadas». Relacionado con el punto anterior, a veces desde los mismos centros utilizan fotografías inoportunas (niños en ropa interior o en pañal) para ser un reclamo que llame la atención de pedófilos. Puede ocurrir también que el personal del centro sea defensor del «amor a los niños» entendido a su manera, y reivindiquen con estas fotos que no pasa nada por mostrar niños ligeros de ropa. Está documentado que en la mente de muchos pedófilos, e incluso pederastas, no hay conciencia de que estén haciendo nada malo.
- Percibir conductas que se apartan de una seria y sana relación profesional entre centro prestador de servicio y familia usuaria. En ocasiones hay centros que inducen una rara atmósfera de lazos de grupo que deben a su juicio ir más allá, y que nos pueden recordar más a el “modus operandi” de una secta que de una empresa. Es una técnica para ir haciendo sumisos a los padres, que sin darse cuenta consienten cosas que fuera de esa ambiente insano son totalmente inadecuadas. Por ejemplo se divulgan fotos inadecuadas entre padres, se pide lavar ropa en casa entre la cual hay ropita interior de otros niños, etc…
Si usted como empresario de personal de centro educativo, o como padres usuarios de un establecimiento donde llevan a sus hijos, observa algún indicio como los citados, es aconsejable tomar medidas y apartar a los niños del peligro. En caso de tener incluso pruebas sólidas de un delito naturalmente denunciar, aunque el pedófilo hábil no deja pruebas tan fácilmente. No obstante, la intuición de padre o madre puede ayudar por lo menos a alejar al niño o niña de un entorno ambiguo y sospechoso de tener pedófilos.
En Consultor JF podemos ayudar a mejorar la gestión de centros educativos, desarrollando un sistema de gestión que incluya la gestión del compliance.